El aumento de la población mundial, junto con una mayor conciencia ambiental está cambiando la forma en que se genera la energía y es distribuida en todo el mundo.
Como resultado, los países están buscando nuevas maneras de responder a sus crecientes necesidades energéticas. En lugar de construir plantas emisoras de carbono tradicionales, los gobiernos están buscando oportunidades para reducir su huella de carbono a través de formas alternativas y renovables de energía. Este cambio en la generación y distribución de energía es considerable, ya que estas nuevas formas de energía requieren sus propias redes, infraestructuras, tecnologías y canales de transmisión.
Mientras que las posibles recompensas de dicha reorganización son significativas, no llegarán fácilmente. Los gobiernos, los organismos reguladores y las empresas de generación y distribución de energía en todo el mundo deben trabajar juntos para asegurar que este cambio sea exitoso. Esto significa reclutar a los líderes con la visión y el conjunto de habilidades para el control efectivo de las complejas estructuras de costos y plazos, y así establecer una nueva infraestructura energética sólida y duradera.