
16 sep. 2013
Te invito a un café
Suscríbase a nuestra newsletter. Introduzca sus datos más abajo.
Se trata claramente de una invitación difícil de rechazar debido aparentemente a la escasa inversión en tiempo y en dinero que supone. A diario y a cualquier hora escuchamos o proponemos una invitación de este estilo a un cliente, compañero o proveedor. Con leche o sin leche, vaso corto o largo, con hielo o sin hielo, con azúcar o sacarina, con cuchara de plata o de plástico. En definitiva, además de despertarnos y alimentarnos el sistema nervioso de cafeína, facilitando la coordinación, mejorando nuestro estado de ánimo y motivación, está claro que la frase en el mundo empresarial quiere decir mucho más que tomar un simple ristretto o un macchiato.
Descifremos algunos de los mensajes subliminales que pueden existir detrás una invitación de este estilo:
"Alternativa a la comida en tiempos de crisis". Supone en épocas espartanas una invitación más económica y creativa que el típico encuentro gastronómico de mediodía. Seguramente se trata de un evento más productivo para dar mensajes sin tener muy ocupado el paladar o una ocasión más idónea para prestar mayor atención que a la hora de la comida debido al hambre que se atesora a esas horas.
"Tratar temas personales". Se trata de una ocasión perfecta para contar algo que preocupa de índole muy personal e íntimo. El aroma del café invita a la charla distendida y amena e incita muchas veces a comunicar, queriendo o no, aspectos importantes que pueden impactar en el rendimiento de los empleados.
"Quitarle hierro al asunto". Café para darle menor importancia a una reunión encubierta. En estas invitaciones, normalmente el superior más cercano aprovecha para transmitir unos mensajes más informales sin darle la importancia de una reunión seria y pautada. Se busca también la reacción individual de la gente ante un potencial cambio o decisión a punto de tomarse.
"Porque me lo merezco". Café para pasar el rato y porque realmente apetece tanto tomar una taza como estar conversando con una persona agradable. Fútbol, televisión, política y familia pueden ser temas típicos de estos encuentros de los muy cafeteros.
"Para entablar/ buscar confianza". Se trata de una invitación con el objetivo de conocerse mejor y acercar posiciones y pareceres. Gente nueva, clientes potenciales y proveedores futuros son los típicos compañeros de estas invitaciones. En ocasiones se aprovecha para transmitir mensajes en búsqueda de aliados ante un tema muy concreto.
"Para sacar endorfinas". El líquido elemento es la excusa perfecta para, en una atmósfera controlada y apacible, criticar a los compañeros, al jefe o a la compañía. Se trata claramente de sesiones poco productivas pero donde se obtiene mucha información, entre líneas, de aspectos de mejora de la organización. Además, los críticos se quedan a gusto y si se realizan de vez en cuando hasta puede ser una fuente de desahogo importante. Recordemos que los expertos explican que el aroma del café actúa de regenerador de pensamientos excesivos de nuestra mente.
El colmo de todas estas invitaciones y la mayor paradoja del tema es justo cuando invitado y promotor se encuentran ubicados en el lugar en cuestión y ninguno pide o le gusta el café. Los líquidos alternativos son el té y el agua pero posiblemente la efectividad de cumplir con alguno de los mensajes subliminales anteriores decaiga.
En definitiva, lo que está claro es que esta invitación inocua y a priori de índole improductivo a veces se puede transformar en un verdadero foco de obtención de información y de consecución de resultados. Tenemos una cultura y vivimos en un país cafetero, con una mentalidad y necesidad muy clara de entablar relaciones y buscar el roce con la gente. En nuestras manos está el convertir ese diferencial en un valor positivo y que genere eficiencia a nuestra organización: ¡un café solo con sacarina y un cortado para mi compañero, por favor!