
01 may. 2014
Los "Smart Team": equipos de alto rendimiento
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El fuerte desarrollo tecnológico que estamos viviendo nos ha metido de lleno en la codificación 2.0, o 3.0. Es habitual ver referenciado este tipo de codificación a las tecnologías de las comunicaciones, aplicaciones móviles, entornos de ocio y media, o telefonía, por poner algunos ejemplos. Términos como Smart Phone o Smart TV se han adueñado de nuestro lenguaje diario, tanto a nivel personal como profesional. En lo que respecta al mundo de la empresa, todo profesional que se precie no sería ya capaz de ubicarse a sí mismo sin estar conectado con las Smart Tools, ya sea a través del teléfono móvil, la tableta, el laptop ultrabook, o la gestión documental bajo diversos soportes que ofrece la tecnología de la nube.
Pero todo este desenfreno tecnológico nos hace olvidarnos nuevamente de algo fundamental. Y es que, por mucho que un profesional directivo pueda aumentar su nivel de productividad y rendimiento, medido en términos de responsabilidad presupuestaria, personas a su cargo o incluso área geográfica que gestiona, no podemos obviar que un profesional directivo no es nada sin un buen equipo, potente y sobre todo bien cohesionado. Tendremos que retornar nuevamente a los principios básicos que nos recuerdan que la gestión de nuestros equipos siempre marca la diferencia entre el éxito y el fracaso profesional en cualquier proyecto empresarial en el que estemos inmersos.
Dando este hecho por supuesto, la realidad sin embargo no incluye el término "Smart Teams" en nuestra rutina diaria. Quizás sea este uno de los problemas de fondo que nos impiden desarrollar el tejido empresarial de forma mucho más rápida para recortar terreno con las economías más punteras.
La realidad es que estos equipos aumentan notablemente la competitividad y productividad de las compañías, pero como es habitual en este tipo de procesos, antes de ver un retorno en términos económicos, debemos invertir correctamente y con la antelación suficiente. Una inversión que se mide en términos de tiempo, esfuerzo y dedicación por parte de los líderes y responsables de estos equipos de trabajo. Si queremos trabajar en esta línea e incorporar los “Smart Teams” en nuestra organización, debemos tener muy presentes algunos aspectos clave que ayudan en su proceso de identificación y desarrollo:
1) Comunicación: los integrantes de los equipos de alto rendimiento valoran enormemente que se les considere parte imprescindible del desarrollo de la compañía y por tanto demandan constantemente pero sin hacer mucho ruido que sean considerados como si tuvieran potestad de estar presentes en los comités de dirección y gestión, en forma de oyentes, para recibir información directa de la alta dirección. Este símil llevado al día a día de la empresa, representa una elevada dosis de transferencia de información a nivel estratégico. Los perfiles que integran estos equipos son sensibles a cuestiones como hacia dónde va la compañía, cuales son los KPIs claves de gestión y cómo evolucionan, que líneas estratégicas estamos siguiendo, etcétera.
2) Trato equitativo: los profesionales de alto rendimiento no responden a situaciones organizativas de jerarquía ni “mando por galones” ni nada que se le parezca. Para estas personas, la organización tiene múltiples dimensiones, ya sea con una estructura por ámbito funcional, por especialización de conocimiento en un tema determinado, por desarrollo según tipo de proyecto, por estructuración de roles en un trabajo determinado o por el simple liderazgo de los profesionales que ostentan un nivel de responsabilidad superior. Responden ante situaciones que trascienden a la propia organización y asumen de manera natural su rol en cada ámbito de trabajo sin mirar otro tipo de cuestiones más allá del simple beneficio para la compañía y su propia curva de desarrollo.
3) Invertir en su desarrollo: estas personas se rigen sobre todo por su ambición por evolucionar a nivel personal y profesional. En su esquema mental no existe la posibilidad de no aceptar una participación en un nuevo proyecto si consideran que ello les puede aportar nuevos frutos a su formación y desarrollo. Valoran especialmente las sesiones de coaching y mentoring de sus carreras, y sobre todo el asesoramiento de aquellos profesionales que tienen fuerte ascendente en su persona. Su evolución es enormemente dinámica y rápida y, por tanto, exigen que sus supervisores también evolucionen en paralelo con ellos; de lo contrario no tardarán en sobrepasarles. Igualmente es muy importante que sus mentores supervisen su estado anímico y emocional y les apoyen en la auto-gestión que realizan de su nivel de intensidad y carga de trabajo ya que suelen tender “hacia el infinito” en la asunción de nuevas tareas siempre que consideren que les aportarán valor.
4) Generar un buen clima de trabajo: para estos perfiles, la vida personal y profesional tiene muchos puntos de contacto. Para ellos no existe una separación radical entre los dos ámbitos. Valoran que el líder de su equipo sea capaz de celebrar un evento lúdico con ellos a nivel personal, de la misma forma que les puede ofrecer feedback técnico o profesional sobre una materia concreta poniendo foco en los aspectos positivos, pero sobre todo en los puntos de mejora, que son los que más valoran. Están preparados para desarrollar relaciones estrechas de gran confianza con el resto de miembros de su equipo, ya sean colaboradores de su mismo nivel o los propios líderes de los equipos, que trascienden a cualquier ámbito de trabajo. Por este motivo, estos profesionales conviven estrechamente con las personas que trabajan con ellos y valoran especialmente la actitud y el compromiso de todo el equipo, y por tanto es fundamental generar un buen clima de confianza, transparencia, compañerismo y buen ambiente de trabajo.
5) Espíritu constructivo: no debemos olvidar que estos profesionales son “espíritus altamente competitivos” pero que a su vez tienen muy claro que la máxima eficiencia de un grupo profesional siempre se consigue bajo la fórmula del trabajo y colaboración en equipo. Siempre miran hacia adelante con visión constructiva y nunca evitan los conflictos, al contrario, tratan de solucionarlos de la forma más positiva para todos. Les motiva especialmente la posibilidad de poder desarrollar a los perfiles más jóvenes y siempre afrontan este tipo de situaciones con muy buena predisposición, ya que no olvidan que ellos en su día también demandaron lo mismo. Su máximo nivel de productividad lo desarrollan bajo un esquema de trabajo constructivo y con cierto humor productivo que demuestra la ilusión por hacer bien las cosas y trabajar sabiendo que su aportación es clave para el éxito del proyecto y del equipo y que a su vez también es clave para su propio futuro profesional.
Busquemos estos perfiles en nuestra organización, y hagamos un esfuerzo para rodearnos de estos equipos de alto rendimiento. Invirtamos tiempo en crear este tipo de equipos y desarrollarlos, ya que son la vía más directa que tenemos para conseguir los retos que nos hemos fijado. Su resultado y retorno medido en términos de compromiso, actitud y capacidad de ejecución e implantación de nuevas mejoras en la compañía es infinitamente superior a la inversión que hemos realizado para identificar y desarrollar a estos "Smart Teams".
Según el estudio de las 40 piezas de éxito para una gestión empresarial, realizado por Odgers Berndtson, la mejor forma de salir adelante de cualquier situación complicada a nivel de negocio como los tiempos de recesión económica que hemos vivido en los últimos años, es rodearse de un buen equipo. Pongamos en práctica esta buena práctica contrastada por los principales directivos de nuestro tejido empresarial y no perdamos más tiempo en potenciar estos equipos de alto rendimiento; será la manera más fácil de mejorar nuestro nivel de competitividad.