"Fabio y el fabianismo en el directivo: ""Poco a poco llegaremos lejos"""

31 oct. 2010

"Fabio y el fabianismo en el directivo: ""Poco a poco llegaremos lejos"""

Quinto Fabio Máximo (275-203 a.C.) fue cónsul romano en cinco ocasiones. Pasó a la historia con la denominación de "Cunctator" (el que retrasa), por sus tácticas utilizadas durante la Segunda Guerra Púnica para distraer y retrasar a Aníbal.

El mismo Fabio fue quien declaró la guerra a los cartagineses tras la captura de Sagunto por Aníbal. Después de las derrotas de Roma en Tesino, Trebia, lago Trasimeno y Cannas, Fabio era consciente de la superioridad militar cartaginesa.

Política de pequeños pasos

Cuando Aníbal invadió Italia, Fabio rehusó enfrentarse a él abiertamente. Mantuvo a sus tropas cercanas al ejército de aquél, hostigándolas constantemente en una guerra de desgaste. Convirtió los alrededores del ejército de Aníbal en lugares insostenibles, sin alimentos ni recursos. Trasladó su campamento desde las llanuras a las tierras altas, donde la caballería númida y la infantería hispana de los cartagineses no podían seguirlo. Desde la altura podía observar mejor los movimientos de Aníbal.

Fabio inició y mantuvo el asedio de Capua, aun cuando Aníbal ya marchaba hacia Roma en 211 a.C. Logró así que el cartaginés se entretuviera y cayera en esta argucia de distracción.

Aníbal abandonó Italia, navegando desde Tarento a Cartago en 203 a.C., año en que murió Fabio. Éste había abierto el camino a Escipión el Africano para iniciar la Tercera Guerra Púnica, invadir África y derrotar finalmente a Aníbal en Zama.

Poco "heroico"

Fabio fue con frecuencia malinterpretado en Roma. Su cautela era permanente objeto de sospecha por querer prolongar excesivamente la guerra. Se le llegó a acusar de incapaz, de cobarde y hasta de traidor. Su política de pequeños pasos y de poco a poco llegaremos lejos estaba lejos de grandes hazañas heroicas. Sin embargo, con el tiempo, la historia le hizo justicia, convirtiéndole en una figura legendaria, modelo de romano tenaz, perseverante y valiente.

El legado de Fabio

En 1883 nació en Inglaterra el Fabianismo. A diferencia de otras corrientes socialistas que predicaban la guerra abierta contra el Capitalismo, los fabianos defendían la evolución natural de la sociedad capitalista hacia una socialdemocracia mediante el trabajo y reformas graduales. El Estado de Bienestar y su desarrollo desde mediados del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, comparten raíces comunes con el Fabianismo.

El directivo fabiano

En mi agradecida carrera he conocido ya a muchos directivos a los que podríamos calificar de fabianos. Son personas que ganan sus batallas poco a poco, a los puntos, sin pretender, como otros, ganar por K.O. y terminar perdiendo el combate. No aparentan ser especialmente brillantes o tener grandes cualidades. Son personas discretas, modestas, low profile. Pero inasequibles al desaliento, incombustibles, perseveran en lo que hacen y avanzan en sus propósitos, paso a paso, como auténticos panzers. Cada etapa de de carrera se apoya en la anterior y es base firme para la siguiente. No se fijan objetivos heroicos que causen admiración, sino razonables y, según las circunstancias, hasta modestos. Pero posibles y alcanzables. Su política, como la de Fabio, no es de grandes zancadas, sino de pasos cortos, pero firmes. Creen y confían en lo que hacen.

Recientemente, preguntando convencionalmente a uno de estos directivos por sus cualidades o puntos fuertes, tras una breve reflexión, me respondía. "En realidad, no podría decir que tenga grandes cualidades. No soy una persona brillante ni excesivamente inteligente. Pero pienso que tengo pocos puntos flacos: no voy de suspenso en casi nada. Soy bastante perseverante. No abandono a la primera ni me rindo fácilmente: no es fácil tumbarme." Donde otros fracasaban, él salía airoso, aun con algunos arañazos.

Fabio no pudo presenciar la victoria final de Roma sobre Aníbal, aunque contribuyó decisivamente a ella. Su mérito fue finalmente reconocido. Lo mismo suele ocurrir con el directivo fabiano: con frecuencia sus huellas en la empresa sólo se notan después de haber pasado por ella.