Circuitos de pérdida del talento

04 may. 2008

Circuitos de pérdida del talento

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Se suele hablar mucho de la gestión del talento, de captarlo, retenerlo, motivarlo......Pero apenas se habla del “no talento”: de cómo se gestionan las zonas de ausencia de talento, de cómo éstas contribuyen a la pérdida de talento organizativo y de cuál es su dinámica.

¿Cuáles son los síntomas indicadores de pérdida del talento, así como su diagnóstico? Para empezar, diremos que el talento entra a la empresa por un gran proyecto y sale de ella por un mal jefe. Es una realidad que “los números uno se rodean de números uno, y los doses, de treses y cuatros”.

La presencia y permanencia de directivos incompetentes en posiciones de liderazgo es el primer síntoma y causa de pérdida del talento. Esto supone un coste oculto, tanto para la organización como para las personas que trabajan con ellos. El mover a estos directivos a otras posiciones no es fácil, por el coste económico, emocional y de tiempo que esto conlleva, pero el precio que se paga por mantenerles en sus puestos es mayor.

De la misma manera que el auténtico líder multiplica su eficacia a través de su equipo y  transforma un grano de trigo en campo de espigas, el líder incompetente extiende su mala gestión más allá de su ineficacia personal. No sólo constituye una barrera al desempeño y desarrollo profesional de sus subordinados con talento, sino que genera “bolsas de incompetencia” en las áreas a su mando. La dinámica de este proceso aparece en la figura 1, titulada Circuitos de pérdida del talento, reproducida en la parte inferior del artículo.

 

El líder incompetente genera baja productividad y moral de grupo y de personas. Dificulta o bloquea la carrera profesional de su gente valiosa que, poco a poco, empezando por los mejores, va abandonando su departamento o la empresa. Además, habitualmente contrata a subordinados mediocres a fin de que no constituyan una amenaza futura para él. Voluntariamente o no, crea y pone en marcha un auténtico proceso de degradación del liderazgo y de la gestión. Como consecuencia de todo esto, directivos con talento no se sienten atraídos por la compañía y ésta es incapaz de atraer y de incorporar talento. Esto acentúa la dinámica de degradación de la empresa.

El coste del liderazgo incompetente para la empresa es realmente dramático, pues su gestión mediocre, como el tumor que se multiplica en metástasis, circula y se extiende progresivamente a toda la organización, generando a la larga una auténtica sangría de talento y declive organizativos.

Con falso paternalismo, a veces se piensa en las organizaciones: “Hay que ser considerado con García. Ha estado con nosotros durante 15 años y en ese tiempo se ha dedicado a esta casa.” A ello se puede contestar: “Hay que ser aún más leal con las 20 personas que dependen directamente de García y a las que les bloquea la carrera”.

Hace 500 años, Maquiavelo ya afirmaba en “El príncipe” que el soberano que, por pretender ser benévolo con sus ciudadanos, no hace justicia con quienes incumplen la ley, comete una grave agresión hacia los que más le honran.

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