La delgada línea roja

11 ago. 2013

La delgada línea roja

La batalla empresarial está siendo muy dura y cruel, la pelea es feroz en todos los frentes. ¿Qué estamos haciendo mal para que se produzca esa pérdida de capital humano y esas prejubilaciones con 52-60 años? Ese sentimiento de frustración y de rechazo está haciendo mucho daño a una generación magnífica. ¿Es verdad que los veteranos están redefiniendo sus prioridades y fuerzan las indemnizaciones en lugar de seguir trabajando y esforzándose en su lugar de trabajo, o es justo lo contrario? Son dudas que siempre están merodeando sobre este colectivo, y que es necesario solventar.

En la guerra empresarial que nos ha tocado vivir destacan tres tipos de soldados que están especialmente batallando esta situación:

  • Veteranos de guerra: desean seguir en el frente y aportan mucho a los equipos. Sin embargo, productividad y altos costes salariales son los argumentos que esgrimen los altos mandos para justificar sus salidas y prejubilaciones. Lo que está claro es que estos movimientos, en muchas ocasiones, generan pérdida de conocimiento, templanza y experiencia que son factores necesarios para las duras batallas.
  • Sargentos y tenientes: hacen de todo, y sus maniobras deben ser rápidas, de calidad y milimetradas. El estrés y los cambios constantes de asignaciones o empresas son la norma en este colectivo. Les surgen oportunidades con frecuencia, y no tienen problemas en acudir a los frentes que son atractivos para ellos. Su estado físico y mental es bueno. Sin embargo, el problema es que cada vez tienen menos gente que les sigue. Las empresas para las que trabajan no contratan voluntarios y jubilan a los veteranos.
  • Voluntarios: jóvenes que deseosos de ir a la batalla, que sin embargo no están siendo llamados a filas. Son una de las promociones mejor preparadas, y paradójicamente la tasa de paro de este colectivo supera en algunas geografías el 40%. Algunos dicen que les falta compromiso y voluntad de sacrificio en la batalla. Los pocos "quintos" que son llamados al frente exigen asignaciones acorde a su formación. El desequilibrio es tremendo y las consecuencias son graves para el ejército en el medio plazo.

Las empresas necesitan soldados de perfiles muy diversos, y solo con los sargentos/tenientes y algún veterano no conseguiremos sacar esto adelante. Ante este panorama, ¿qué pueden hacer los miembros de estos colectivos?

  • Veteranos: pónganlo fácil en sus empresas actuales para adaptarse al nuevo tipo de batalla. No se enroquen en posiciones históricas o en batallas del pasado. Los que están buscando trabajo, reinvéntense y luchen, no caigan en el desánimo.
  • Sargentos y Tenientes: hagan equipo y creen un ejército con todos los estratos. Hace poco (ver el Informe: "La visión de los CEOs 2008-2012: 40 piezas para construir una gestión ganadora), el CEO de la filial española de una compañía americana nos decía: "la clave es gestionar la mediocridad o normalidad. Es imposible tener todos buenos", aludiendo a que es imposible tener todos sargentos, todos afines y todos amables.
  • Voluntarios: peleen, muévanse a otras latitudes sin miedo, acepten ir a lugares complicados e impropios de su formación de "West Point" y eso sí, allí luchen por crecer desde las bases. Es mejor unos meses luchando y aprendiendo en el frente polaco que aguantar congelados en Siberia esperando a ser llamados a filas (algo que difícilmente ocurrirá).

En definitiva,

  1. Alistemos y/o respetemos en nuestros batallones a todos los perfiles, son todos necesarios si los utilizamos correctamente,
  2. Comuniquemos constantemente a toda la cadena de mandos, informando de la situación en los frentes,
  3. Tengamos siempre el fusil y el petate listo, en cualquier momento tendremos que ir al campo de batalla para ayudar a un batallón en apuros, y
  4. Pensemos en las familias de todos y no sólo en la nuestra. Cuantos más seamos en la empresa, mejor irán sus resultados si estamos haciendo bien nuestro trabajo y mejor irá el país (cotizantes).

Un buen empresario siempre genera riqueza... la delgada línea roja está en el equilibrio entre el orgullo de crear y mantener el empleo, la utilización correcta de todos los perfiles para la batalla y la generación de patrimonio personal.