
30 jun. 2012
Escipión “El Africano”: Liderazgo de valores y de hechos vs. “Liderazgo de pasillos”
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La vida de Publio Cornelio Escipión (235-183 a. C.) se resume en haber reivindicado y devuelto el honor a su familia y a su patria, Roma. Su liderazgo fue ejecutivo, de línea, de campaña y de resultados, frente a las políticas de “headquarters” y de “pasillos” del Senado. Inteligencia, estrategia, acción, carisma y generosidad brillan en su vida y obra.
De familia patricia, inició su carrera militar a los 18 años ante la invasión de Italia por los ejércitos cartagineses (Segunda Guerra Púnica). En la batalla de Tesino, su padre fue herido, y él lo salvó cargando solo ante sus vacilantes soldados que, avergonzados, le siguieron. Rehusó la Corona Cívica por haber salvado a un ciudadano, afirmando que la acción en sí era ya una recompensa.
Participó también en la batalla de Cannas, el mayor desastre que sufrió Roma de manos de Aníbal. Ante la desmoralización del Senado, él fue el único que irrumpió en la abatida junta de patricios y les arengó, obligándoles, uno por uno, a jurar lealtad a Roma.
Después de Cannas, los ejércitos romanos enviados a Hispania fueron aniquilados por Asdrúbal, hermano de Aníbal. En el combate murieron Publio y Cneo, padre y tío respectivos de Escipión. Roma decidió reforzar su ejército en Hispania, pero ningún general experimentado se atrevía a ir. Escipión,con solo 24 años, se presentó. El Senado le envió como general, no procónsul, con mando en todas las legiones de Hispania. A él le bastaba con esto.
Contra las órdenes de permanecer a la defensiva, decidió llevar la guerra al territorio enemigo, e invadió la Iberia cartaginesa. En una semana avanzó con su ejército por la costa desde Cataluña hasta Cartago Nova. Informado por pescadores de Tarraco, aprovechó la bajamar atravesando zonas pantanosas hasta escalar las murallas. Según sus soldados, fue milagrosamente protegido por Neptuno. Conquistada la ciudad, no permitió saquearla y respetó la vida de los ciudadanos, incluido Magón Barca, hermano menor de Aníbal.
La conquista de Cartago Nova marcó el punto de inflexión de la guerra. La capital y base naval en Hispania, todos sus tesoros (que envió a Roma), armas, recursos, minas de plata, prisioneros y rehenes, se unieron a Escipión.
Sin enemigos en Hispania, Escipión volvió a Roma. Fue nombrado cónsul a los 30 años. Su estrategia culminaba con pasar a África, amenazar Cartago y forzar así la marcha de Aníbal. Pero los miembros del Senado se oponían, por celos y envidia.
Todo lo que pudo obtener fue la provincia de Sicilia, con permiso para cruzar a África, pero sin ejército asignado. Era una autorización ficticia. Pero, en una organización, hay muchas cosas que esta ni manda ni prohíbe, y aquí brilla la iniciativa. Así hizo Escipión. Lo que el Senado le negaba se lo concedieron los aliados italianos y se unieron a él miles de voluntarios. También en Sicilia, con su carisma, devolvió la moral y autoestima a dos legiones desmoralizadas, que lo siguieron.
El Senado envió dos comisionados para ordenar a Escipión su vuelta a Roma. Pero estos, admirados de lo que vieron, le dejaron zarpar para África. Así inició y culminó Escipión el final de su estrategia. Con las alianzas anteriormente establecidas, pasó a la historia como el único general que logró derrotar a Aníbal (Zama, 202 a. C.), tras un día entero y en inferioridad numérica.
Escipión volvió como héroe a Roma ocupando un puesto en el Senado a los 35 años. Vivió los conflictos que de nuevo brotaron en Hispania, Cartago y Macedonia debido a la mala gestión de los gobernadores romanos. Tras una campaña en Asia, volvió a Roma, siendo él y su hermano Lucio acusados de malversación por Catón, su principal enemigo. Lucio acabó preso. En el juicio, Escipión no quiso refutar los cargos, abandonó Roma y se retiró a su casa de campo. Nunca regresó a Roma. Fue hombre de valores y hechos, no de pasillos y palabrería.