
14 sep. 2008
¿Hasta qué punto es importante la opinión de la familia en las decisiones profesionales?
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La familia, y dentro de ella, sobre todo, el cónyuge, juegan el papel más importante de todos en cuanto a ayuda y apoyo a un directivo ante un proceso de cambio de puesto o de empresa. Amigos, colegas y expertos son de gran utilidad, pero a mucha mayor distancia.
Para empezar, la familia cumple prácticamente todos los requisitos de una buena consultoría. Nos conoce; nos quiere; quiere nuestro bien, acepta nuestras flaquezas y está implicada en un futuro común, ligado al nuestro. Supera en esto a todas las demás, por buenas que sean.
Además de uno mismo, nadie se va a preocupar demasiado de nuestra propia carrera, salvo la familia. No sólo en aconsejar y evaluar a priori el cambio, sino también en implicaciones a medio plazo, perspectivas de futuro y apoyo emocional una vez tomada la decisión. Un apoyo emocional tiene un valor que va mucho más allá de lógica y conocimiento. Su mensaje “Cuenta conmigo en todo” es inapreciable.
Si el cambio es también geográfico, el apoyo y solidaridad familiar son clave, no sólo en los aspectos prácticos y logísticos, sino sobre todo en ayudar a dirimir con imprevistos, problemas y estrés que genera todo cambio, además del de la incorporación al nuevo puesto. Estas situaciones en que se disfruta y se sufre juntos suelen fortalecer a familias unidas y, a veces, desestabilizan a familias con fisuras o que no han tratado a fondo las implicaciones del cambio para todas las partes. Son frecuentes los fracasos debido a que la familia no se integra en el nuevo lugar. Esto desestabiliza todo. Es como si estallara la santabárbara del barco.
Si el cónyuge es también un/a profesional, es crítico explorar y consensuar las implicaciones que el cambio supone para la otra parte. Las dobles carreras son complejas y hay que tratar bien a fondo su casuística.
En resumen: si usted quiere realmente fracasar en el cambio, ignore a la familia.